Y el domingo 8, y también en La Libre de Barrio, nada más y nada menos que Rafael Amor. Comenzó el acto con las acertadas palabras de la presentadora: “Rafael es un amor”. Y nada más cierto. Para los que ya le conocíamos, encontrarse de nuevo con él fue emotivo en extremo. La gran personalidad y humanidad que derrocha por los cuatro costados, hacen fácil que sintonice perfectamente con el público, amigos en este caso, consiguiendo emocionarnos varias veces a lo largo de la tarde. Sus canciones, intercaladas con divertidos comentarios de vivencias propias y ajenas, aderezadas con gotas de humor agridulces, provocaron la risa sana, con argumentos aparentemente ingenuos, pero con la carga satírico--política y emocional propias del personaje. Canciones como la milonga “El mate está lavao”, “Glamour”, “Violeta”, o “Las ovejas”, coreadas a veces por el público, nos abrigaron con su calor y pizca de nostalgia. Algunos comentarios y chistes sobre lo que de surrealistas tienen los gauchos del sur, dieron paso a su inefable “No me llames extranjero”, que nos trasportó a pasados tiempos de lucha y esperanza. Una última canción y Rafael se despedía del público amigo entre grandes y sonoros aplausos. Muchas gracias, Rafael Amor.
P.D. La próxima vez, no te lo pierdas.
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